La localización de software consiste en traducir su contenido y adaptar los elementos funcionales que componen una aplicación para que puedan utilizarlo consumidores de cualquier parte del mundo. Así, el software habla el idioma de los clientes.
El traductor app involucrado en estas tareas trabaja conjuntamente con los desarrolladores del software y tiene conocimientos TICs y de lenguajes de programación (variables, funciones), así como sobre estándares culturales en los mercados destino.